Muchas veces me pregunto… ¿Por qué mentimos?
La respuesta parece simple pero no lo es para nada. La mentira es un asunto complejo. Todos tenemos claro, desde el momento en que nuestros labios se abren para contar una mentira, que tarde o temprano nos acabarán pillando. Aún así, la gente no deja de hacerlo. ¿Por qué nos sentimos obligados a esconder la verdad?
Unos mienten por su deseo de encajar, de sentirse parte de un conjunto al cual, por su parte, no le importa lo más mínimo ninguno de esos individuos.
Otros mienten por amor, porque temen perder a la persona amada, o temen sus represalias.
Otros mienten por vergüenza, por la propia terquedad a reconocer que todo ser humano comete errores.
Otros mienten por comodidad, porque resulta sencillo, en ocasiones mucho más que admitir la verdad.
Otros mienten por desprecio, por venganza hacia una persona, que en la mayoría de ocasiones no ha hecho nada para ganarse su enemistad.
Otros mienten por miedo, por instinto, porque sienten que es su única vía de escape antes que enfrentarse a la terrorífica verdad.
Mentir es adictivo. Cuando coges práctica, se hace tan fácil como respirar. Pero de lo que muchas veces no nos damos cuenta, es que cada mentira lleva a otra, y ésta a otra, y así sucesivamente… Pronto ya no tenemos una mentirijilla, sino una descomunal red de embustes, que se ciñe a nuestro alrededor como una jaula inmensa.
Somos presos de nuestras mentiras. Y más si éstas son conocidas por otra persona.
***
La mentira no es necesariamente algo del todo malo y tampoco es una red que te envuelve cual jaula. Sino una forma de envadirnos de la realidad, de hacerla a nuestra imagen y semejanza. Y si mentimos a los demas no es por un motivo negativo, ni pretendemos hacer daño sino mas bien evitamos que destrozen nuestra mentira perfecta...
ResponderEliminar